«El ser humano es un animal natural que precisa de la Naturaleza»
Pasando tiempo en la naturaleza nos hacemos conscientes de los ciclos naturales y de los propios, y los adultos nos volvemos más respetuosos por los ritmos individuales de cada niño.
Estando al aire libre los niños ganan en autonomía, aumenta su interés y su curiosidad por explorar. En este entorno las relaciones se vuelven más cooperativas y menos agresivas.
«(…) estar una noche tumbado viendo las estrellas. Ante una experiencia así un niño se hace preguntas. Esto es muy humano y muy necesario, tanto como comer fruta».
Ya existen iniciativas como el centro de educación infantil bilingüe Bosque escuela (en la Dehesa de Cerceda), donde, además de seguir los contenidos homologados por la Comunidad de Madrid, las clases se imparten al aire libre aprovechando las posibilidades infinitas que les brinda el entorno natural.
«Algo simple como los puntos cardinales: si ves que un árbol tiene musgo es que ahí está el norte. La naturaleza te permite tocar, oler y ver. Esos recuerdos perviven con mayor fortaleza».
Este artículo de El País incluye un enlace al documental «Vuelve a jugar» emitido por Documentos TV y otro a «7 pasos para educar en verde» de Heike Freire especialista en innovación educativa que reivindica el acercamiento de los niños a la naturaleza para un desarrollo positivo.
«Un bosque o una montaña son escenarios neutros en los que es difícil encontrar condicionantes sexistas.»